La guinda a las cerca de cuatro horas de concierto fue el Canto a la Libertad de Labordeta y que cantaron al unísono todos los artistas que actuaron con un grupo de alumnos del instituto de Llanes y de Don Orione de Posada.
La guinda a las cerca de cuatro horas de concierto fue el Canto a la Libertad de Labordeta y que cantaron al unísono todos los artistas que actuaron con un grupo de alumnos del instituto de Llanes y de Don Orione de Posada.

Luis Pastor Se preguntaba hace algún tiempo  '¿qué fue de los cantautores?'  Y respondía: 'De los muchos que empezamos,/ de los pocos que quedamos,/ de los que aún resistimos,/ de los que no claudicamos,/ aquí seguimos./ Cada uno en su trinchera/ haciendo de la poesía/ nuestro pan de cada día'.  Y así es. Una parte de los que quedan ha estado este fin de semana en Llanes. Al encuentro Llanes Encanta han acudido 2.000 personas -bastantes desplazadas desde Valladolid- para escuchar a once cantautores de diferente tipo y pelaje. Unos activos y en plena forma; otros mediopensionistas y algunos ya para el Imserso.

El evento, organizado por las Tertulias de Llanes, se ha completado con una exposición y proyecciones en la Casa de Cultura. De los que ya no están, o no han acudido a la cita, se proyectaron vídeos entre actuación y actuación. Así se recordó a Cecilia, Mikel Laboa, Paco Ibáñez, Imanol, José Antonio Labordeta, Javier Krahe, Ovidi Montllor, Luis Eduardo Aute... Familiares de algunos, como Teresa Sobredo, hermana de Cecilia, o Juana de Grandes, viuda de Labordeta, o continuadores de su legado, como Juan Kruz, de la cátedra universitaria del genial Laboa, saludaron al público y reflexionaron sobre el papel de los cantautores. Pero vayamos con lo que dio de sí el concierto.

Xuacu Amieva hizo las veces de anfitrión -para eso se encontraba en casa- y fue el primero en salir al escenario de la carpa instalada a escasos metros de la playa del Sablón. Ofreció, como haría el resto de participantes, tres temas, en este caso bucólico-pastoriles acompañado de Laura (percusión), Laura (violín), María (viola) y Douglas (guitarra), que fueron bien recibidos por el público deseoso de realizar una inmersión al pasado.

A continuación, Julia León, que supuso la primera decepción de la noche. La que en su día se diera a conocer con una versión de 'La Fanega', compuesta por Ángel Rey,  incluida en su disco 'Con viento fresco' (1975), dijo haber cumplido 'los primeros 70 años de vida' y finalizó con 'Santa Bárbara', con la que cerró durante 20 años sus actuaciones. Hizo una actualización de la versión original -incluyendo el conflicto de los refugiados- el tema minero en Asturias tiene garantizado el aplauso. Julia, que tuvo y retiene una gran capacidad de comunicación con el público, dio la impresión de estar fuera de juego.

Todo lo contrario que el vasco Jabier Muguruza, sin lugar a dudas de lo más interesante de la velada. Contó tres historias, con el acompañamiento del piano de Mikel Azpiroz y en un tema con el acordeón tocado por él. Empezó con 'Kathrine Switzer', canción que abre su último disco 'Tonetti Anaiar'   (2015) y cerró con 'Mazisi Okeita Denbelek', con texto de Bernardo Atxaga e incluida en el disco-libro 'Nueva Etiopia', en el que además participan Itoiz, Laboa, Ruper Ordorika y Tapia eta Leturia. El planteamiento y materialización del trabajo de Muguruza para ser apreciado en toda su dimensión requiere espacios más reducidos que una gran carpa, pero él -otro de sus méritos- fue capaz de sorprender a muchos; algunos hasta se atrevieron a intentar entrar en el pensamiento de Mazisi Okeita Denbelek "kafetegi horretan, urrun,/ etxetik hain urrun, Bilbon". Mugururza es  el ejemplo vivo de lo que hoy es un cantautor en plena capacidad creadora.

La carpa se llenó hasta la bandera en el festival de cantautores.
La carpa se llenó hasta la bandera en el festival de cantautores.

Jerónimo Granda no defraudó. Hizo lo que sabe hacer: tocar los huevos y los ovarios, molestar, moviéndose entre los sarcástico, irreverente y escatológico. Interpretó un tema nuevo dedicado a Letizia y demás compañía borbónica y real que provocó la hilaridad de los asistentes, y que no debió ser del agrado del equipo municipal que gobierna Llanes: el PP.

A continuación, una Elisa Serna tuvo que cantar sentada por la edad y una inoportuna reciente caída. Fue el únicó artista que contó con el acompañamiento de dos músicos -contrabajo y laúd árabe- que ayudaron a suplir carencías, vacíos, despistes... Elisa se merece como poc@s de los que estaban en el cartel el reconocimiento y cariño del público por su valentía, pero si nunca ha destacado por su calidad y sus facultades han sido limitadas, el paso del tiempo agudiza las carencias. Eso sí, fiel así misma, se confesó encantada de estar "en un festival ibérico en el que cada uno hable la lengua que quiera", dijo. Y puso todo el empeño del mundo por hacer unas versiones lo más dignas posible de 'La mina de Tarancón' (grabada por primera vez en 'Este tiempo ha de acabar', de 1974), 'Sáhara' y sobre los versos de Alberti: 'A  galopar'.

A continuación le tocó el turno Patxi Andión, que hizo una breve reflexión sobre la nostalgia -'donde esté,  pero que no nos sirve'- y tras interpretar su inolvidable canción dedicada al maestro- 'la que más disgustos por culpa de la censura me ha dado'-: 'Con el alma en una nube/ y el cuerpo como un lamento,/ viene el problema del pueblo/ viene el maestro...'). Este 'madrileño de corazón vasco'  estrenó una canción dedicada a la política norteamericana de prohibir las fotos de los ataúdes con cadáveres de soldados procedentes de Irak.  En la actualidad es profesor en la Universidad de Castilla-La Mancha y mantiene esa voz profunda tan característica y su manía por narrar historias largas, con muchas, muchas palabras.

Para textos hermosos los de Pablo Guerrero.  Acompañado por el inseparable y excelente Luis  Mendo a la guitarra. Abrió con 'Sueños' para seguir con 'Noche Adentro', del disco 'Plata, y cerrar con el himno 'Á cántaros', realzado por la flauta de Xuaco Amieva. A Guerrero le pesan también los años, aunque ha sabido ir evolucionando para gestionar lo mejor posible las limitaciones. Otro de los grandes del evento.

Tras la calma, el torbellino de Quico Pi de la Serra con el respaldo del guitarrista Amadeu Casas. El caústico Quico fue fiel a su historia. Como de todos es sabido entró a formar parte de Els Setze Jutges a los tres meses de su constitución, primero como guitarrista de acompañamiento de Miquel Porter y poco después, en agosto de 1963 como interprete de sus propias canciones. Hizo una breve demostracción de su virtuosismo y devoción por el blues, con una de sus novedosas  guitarras y destrozó y reconstruyó las letras de la poesía entendida 'com una pala lluenta i gastada/ de descarregar el carro de les mentides,/ i l'a de manejasr el poeta./ Com un ribot de fuster aplanant els nusos de l'estúpida passarel-la de la vida'. Antes de acabar gritando: 'Si los hijos de puta volasen nunca veríamos el sol' -en esos momentos en Llanes había cesado la lluvia]- Quico recordó que 'la cultura rima bé amb censura, dictadura, magistratura... Sol, La, Si, Do, Re'.

El siguiente fue Luis Pastor, uno de los cantautores de los 60-70 todavía en activo y que nunca se ha ido. Para empezar largó los versos de `'¿Qué fue de los cantautores?' , "dedicados a los que nos han dejado. Algunos han salido aquí en vídeo; otros no,  como Hilario Camacho o Quintín Cabrera", recordó el solidario Luis, que cantó con su compañera Lourdes Guerra una sus canciones preferidas y se despidieron, dando un paso al frente -hasta el borde del escenario-  con una no muy afortunada 'Mariposa de noviembre' en recuerdo de la grandísima Violeta Parra.

Marina Rossell demostró mantener una espléndida voz. Lo demostró con 'La métèque' -dedicada los refugiados- de Georges Moustaki, y terminó con el 'Si me quieres escribir', entre los aplausos del público. Fue sin duda una de las triunfadoras de la velada, que clausuró Amancio Prada, que como en él es habitual tuvo momentos de sensibilidad -con los poemas de Rosalía de Castro ('Adiós ríos, adiós fontes/ adiós, regatos pequenos;/ adios, vista dos meus ollos,/ non sei cando nos veremos./ Miña terra, miña terra...')- pero en otros se dejó llevar por la sobreactuación y la afectación. Tras presentar un tema horroroso y oportunista dedicado al terrorismo,  que comienza: 'Morir por ideas/ de acuerdo sí/ pero de muerte lenta', para terminar con una cita de San Juan de la Cruz. El tema desde luego no está rematado, como él mismo reconoció. Se despidió, sin desprotegerse en ningún momento de su 'vedettismo', e hizo el 'Libre te quiero', de Agustín García Calvo y no de Chicho Sánchez Ferlosio, como dijo por lapsus  en la presentación.

Para broche de oro, los organizadores invitaron a subir al escenario a alumnos de IES de la localidad, que con la mayoría de los cantautores, interpretaron el inevitable 'Canto a la libertad', de José Antonio Labordeta, momento que gran parte del público aprovechó para enceder las velitas repartidas a la entrada y poner fin a las casi cuatro horas que duró el Encuentro de Llanes Encanta , que podría tener continuidad el próximo año. Si así fuera, un par de recomendaciones: evitar el follón del fondo de la carpa favorecido por la barra allí instalada y celebrada la primer edición, para la segunda, reducir el número de invitados y aumentar un poquito el nivel. Por ejemplo con nombres de los de antes: María del Mar Bonet, Miro Casabella, Adolfo Celdrán, Eliseo Parra (por no mencionar a los Raimon o Paco Ibáñez)... Más recientes como Ruper Ordorika o Pedro Guerra o de los últimos: Silvia Pérez Cruz o Niño de Elche... Y para que tenga el carácter Ibérico al que apeló Elisa Serna: no estaría de más invitar a algunos de los buenísimos portugueses que continúan haciendo música después de José Zeca Afonso. Porque 'hay cantautor para rato. Cantautor a tus canciones. Zapatero a tus zapatos', que dice Luis Pastor.

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