
"Desde el principio fueron 'los niños', el conjunto de evacuados. Todas las veces que oía contar su aventura, o que leía sus memorias, repetían incansablemente, '¡Y eso que era solamente por tres meses!' Han pasado más de 80 años cuando un mes de mayo salieron por mar desde Santurce, huyendo del hambre y de las bombas; muchos de ellos se quedaron en el Reino Unido para siempre". Uno de esos 'niños' es Paco Robles, nacido en Mansilla de las Mulas (León) y protagonista del último libro de Miguel Ángel Fernández; los dos estarán el jueves 24, a las 20 horas, en el Ateneo Republicano de Valladolid.
Miguel Ángel Fernández (Langreo, 1951) es un viejo conocido en Valladolid, por donde pasó formando parte de la columna asturiana de la Marcha de la Dignidad y donde conoció a mucha gente. Volvió para presentar su crónica de aquella gesta solidaria: '485,2 kilómetros en las Marchas de la Dignidad', en el Ateneo Republicano de Valladolid, rodeado ya de amigos y compañeros con los que se reencontrará el jueves 24, acompañado de Paco Robles, 'el niño vasco de Mansilla de las Mulas',que a pesar de los años -en 2017 cumplió los 80- ha dejado su residencia en el Reino Unido para dar testimonio vivo de todo lo que cuenta Miguel Ángel Fernández en su libro.

"Había convivido con él", escribe el autor del libro, "en los veraneos de Mansilla desde 1963, sabía quienes eran Martina y Germiniano, sus padres, había visto crecer a sus hijas Elena y Mary Carmen, - algo menos-, a su hijo Fernando. Me tocó cuidar a su sobrina, Martina, hija de María Jesús. Probablemente llegué a conocer la casa de su familia mejor que él, incluyendo el desván y la máquina de fideos que su padre quiso vender al mío. (Sin éxito, aclaro, porque mi madre se lo quitó de la cabeza; ella siempre fue más sensata)".
"Cuando le conocí", añade Miguel Ángel Fernández", "yo era un niño; después de las huelgas del año 62, fue a la primera persona no asturiana a la que oí poner pegas al Régimen. Con él supe que se podían hacer fotografías en color, que la policía inglesa no llevaba armas y que el whisky sabía a matarratas. Mi madre, Olivina, y la señora de Robles, María se entendieron pronto porque, aparte de unos cuantos hijos, tenían que soportar a aquellos maridos. Nos invitaron a la boda de Elena, pero no pudimos ir porque los vuelos desde Madrid o Bilbao eran para nosotros mucho más que carísimos. Mi padre, Miguel, se hizo amigo de Paco; en el tiempo que no coincidían por vacaciones mantuvieron una correspondencia postal bastante regular. Cuando faltó mi padre yo seguí escribiéndome con este señor que vivía en Londres".

Paco se quedaría a vivir en Inglaterra. "Tardó en poder volver a su tierra, incluso fue declarado prófugo y tratado como exiliado político. '¿Qué clase de agitador político puede ser un niño de diez años?' le recordó a un cónsul de Franco.
Paco Robles, según M.A. Fernánez, "no es un héroe de guerra, ni un futbolista famoso, ni un cantante, ni un médico que salva vidas de manera milagrosa. Es un tipo corriente, lo que le hace imprescindible...". Es uno de los millares de menores que "con una maleta de cartón en una mano, con su hermana de la otra, un número prendido de la solapa, sale en viaje sin retorno por un medio en el que nunca había viajado, el barco, para ir a parar a un país en el que hablaban una extraña lengua…".
"Paco Robles es el paradigma del refugiado: pequeño, sólo, indefenso, huyendo de las bombas. Esos mismos seres atemorizados que ahora atraviesan el Mediterráneo, con grave riesgo de sus vidas, para escapar de otros bombardeos que ellos no han provocado y que les llueve muerte desde el cielo en nombre de no se sabe qué desalmado dios", en palabras de Fernández, que además de profesor de EGB es sobre todo un militante político y sindical, y un activista social, colaborador en varios medios de comunicación: desde las Hojas Republicanas, boletín de la Fundación Andreu Nin Asturias, a la Radio del Principado, donde realiza el programa Encuentros.
'Paco Robles. El niño vasco de Mansilla de las Mulas' es un alegato contra la desmemoria: "Nadie parece recordar en España que unos militares sin vergüenza dieron un golpe de estado contra el ordenamiento constitucional de la República, masacraron a la población trabajadora en una guerra alentada por el fascismo, y luego se dedicaron de manera premeditada, organizada, sistemática y apoyada en sus crueles leyes, a liquidar una tras otra, las pocas señas de libertad y democracia que quedaban; doscientos mil sepultados en cunetas son la muda acusación que debemos desenterrar por nuestra honra".
Miguel Ángel Fernández será presentado por el vallisoletano Paco González Esteban, activista de Parados en Movimiento, amigo y compañero que conoció en la Marcha de la Dignidad.