Máscaras en el suelo, símbolo de las mujeres asesinadas. Foto: Gaspar Francés
Máscaras en el suelo, símbolo de las mujeres asesinadas. Foto: Gaspar Francés

La Asociación de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales y Malos Tratos (ADAVASYMT), siempre atenta a los cambios que se producen en la sociedad, aborda este 25 de marzo la gestación subrogada, que califica de 'infame'.

El manifiesto elaborado por ADAVASYMT para ser leído en la concentración que convoca todos los 25 de cada mes en la plaza Fuente Dorada aborda en esta ocasión un tema de máxima actualidad: la gestación subrogada: "Una nueva forma de utilizar el cuerpo de la mujer, los 'vientres de alquiler'".

"Somos muchas las mujeres que nos hemos manifestado en contra  de la mercantilización del cuerpo de las mujeres al grito de "No somos vasijas'. Este concepto, el de vasijas, deja bien claro uno de los problemas principales: el alquiler de vientres utiliza el cuerpo de las mujeres reduciéndolas a simple continente, en seres para otros", comienza el manifiesto leído hoy.

"A menudo", añade la asociación convocante, "nos venden el alquiler de vientres como un modelo de altruismo y de generosidad pero la realidad es que los cuerpos, tanto de las mujeres como de los bebés, entran a formar parte del mercado. El cuerpo posee una dignidad no compatible con la   mercantilización: por eso rechazamos la prostitución, la pornografía, la trata o el tráfico de órganos. Muchas veces, en defensa del alquiler de vientres, se invoca el derecho de los individuos a ser padres y madres, pero no olvidemos que no se trata de un derecho fundamental".

ADAVASYMT reconoce el deseo generalizado de que "las personas vean colmadas sus aspiraciones vitales más nobles, pero no debería hacerse a costa de la integridad de otras personas, en este caso de las mujeres. Es magnífico poder elegir entre muchas marcas de coches, pero aberrante poder comprar gametos, alquilar úteros, elegir bebés a la carta, porque las mujeres no somos vasijas, ni probetas, ni conejillos de Indias para hacer experimentos con nosotras, ni tenemos nuestros vientres únicamente como fábrica de niños y los hombres tampoco son sementales".

"La maternidad subrogada –sea remunerada o altruista– obliga a la gestante a un desdoblamiento inhumano: gestar sin implicarse, como si la cosa no fuera con ella. Sin embargo, el vínculo biológico y emocional con el feto es inevitable. La separación del niño que ha habitado sus entrañas resultará desgarradora: por eso más del 10% de las madres subrogadas necesitan terapia psiológica tras el parto. Porque la persona no es sólo mente, también es cuerpo y los derechos de unos no se pueden ejercer contra los derechos de los demás. El derecho a la paternidad no significa que para ejercerlo se pueda disponer del cuerpo de una mujer, bombardeándolo con hormonas, insertándole un óvulo –propio o ajeno- fertilizado, y esperando que la gestación llegue a término para arrebatarle después el hijo, irreversiblemente. Y todo ello por dinero", dice la asociación contra la violencia de género.

"Las mujeres", continúa ADAVASYMT, "no sólo invertimos en la maternidad los óvulos y las hormonas que fabrican nuestros ovarios, el calcio, los minerales y los nutrientes que van construyendo el feto; no solo soportamos durante nueve meses que nuestra anatomía vaya cambiando hasta hacer casi irreconocible la persona que éramos antes de la fecundación; no sólo padecemos dolores, desgarros, cesáreas, y a veces infecciones, en el gran trabajo del parto y necesitamos días para recuperarnos de tanto sufrimiento, sino que como seres conscientes de lo que nos está sucediendo invertimos sentimientos y emociones, esperanzas y temores, alegrías y miedos, en esa etapa trascendental de nuestra vida  y por eso manipular el cuerpo femenino para fertilizarlo, embarazarlo y después sustraerle el 'producto', como si se tratara de que hubiera fabricado unos zapatos, es infame, porque ser padre, o madre, es un derecho, no una necesidad".

ADASYMT concluye su manifiesto: "Los hombres, aquellos que pueden enorgullecerse de serlo, no deben aprovecharse de la miseria, indefensión o inmadurez de mujeres pobres para satisfacer su deseo de paternidad. Porque si realmente lo que les impulsa es la generosidad de cuidar a un niño, en el mundo existen millones de criaturas que necesitan padres y madres".

En la concentración del 25 de marzo de 2017, además se ha informado de las nuevas víctimas registradas por la violencia de género durante los últimos 30 días, al tiempo que se ha expresado la solidaridad con todas las agredidas.

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