
Mañana se cumplen dos semana desde que comenzó la demolición del edificio del San Juan de la Cruz, en Rondilla. Catorce días han bastado para reducir a escombros lo que fue un colegio público y en cuyo solar el PP quiere levantar una oficina de la Tesorería General de la Seguridad Social.
Los trabajos de derribo se iniciaron por sorpresa a primera hora de la mañana del pasado día 4, ante la impotencia de un reducido grupo de vecinos que llevaba desde el 1 de agosto, concentrándose ante el edificio para expresar su rechazo a los planes destructivos del PP y reivindicar un destino para usos sociales del barrio.
Desde entonces, la implacable máquina de 'Tocab Contenedores' ha venido actuando, salvo el parón provocado por el sabotaje que sufrió en la madrugada del día 11. Cuando los últimos ladrillos siguen en pie, más sangrante resulta la decisión de derribo adoptada a modo de castigo a un colectivo vecinal históricamente crítico con las políticas del anterior regidor y el partido político que le sustentaba.
A modo de despedida, una cita de San Juan de la Cruz: "Bienaventurado el que, dejando aparte su gusto e inclinación, mira las cosas en razón y justicia para hacerlas".
