Enrique Lozano, Pescao: Foto: F. Fuentes
Enrique Lozano, Pescao: Foto: F. Fuentes

Enrique Lozano, conocido como Pescao, es un cantaor atípico. Para empezar nació en Palencia, donde sigue viviendo en una casa a 6 kilómetros de la capital,  que él mismo está construyendo porque como dice: 'No paro nunca de hacer. Me gusta ver la hierba alta; no dejo entrar a los gatos ni de comprar trigo para dar de comer a los pájaros'.

Ha tenido alguna oportunidad de dar 'el salto', pero su forma de ser, que puede resumirse en 'no bailar el agua a nadie' le ha cerrado alguna puerta. Otras nunca se han abierto por su origen porque los flamencos del sur son muy reacios a admitir a alguien que, aun siendo gitano y cantando por ley, es de 'tierra adentro'.

La Peña Flamenca, El Café del Teatro Zorrilla y ultimoCero convencieron a Pescao para que grabase un disco con el Persa al toque. Armando Records grabó en directo los conciertos organizados los días 15 y 16 de abril de 2016, en la Sala Experimental Fernando Urdiales del Teatro Zorrilla.   El disco, que saldrá con el título Río,  se encuentra en fase de elaboración e incluirá los siguientes cantes: Malagueña, Zamba/Tientos, Un cuento para un niño, Liviana zambra, Petenera, Fandangos, Alegrías, Mineras-Tarantos, Seguiriya-Toná y El mago Pitico. La carátula del disco ha sido diseñada por Fernando Fuentes, autor también de las fotografías. El disco saldrá gracias a la aportación individual y colectiva de aficionados al flamenco de Valladolid.

A continuación reproducimos parte de la conversación mantenida con Enrique Lozano Pescao, el día 9 de junio en el Café Zorrilla. Las  preguntas y las respuestas estuvieron acompañadas con varios 'golpes' de tequila con tónica, que Pescao toma en vaso pequeño y que cubre con una servilleta antes de ser golpeado sobre el mostrador y después beber de un trago.

- ¿Se puede saber qué edad tiene?

-¿La buena o la mala?

-¿La que usted quiera?

-Nací en realidad el 22 de enero de 1954. Pero hay un problema ya que mi mamá, que era de alcurnia, no quería que hiciera la mili y me quitó 3 años. Yo estaba loco por ir al servicio militar. Pero al final no fuí, salí ...

-¿Exento?

-Eso, exento.

-¿Qué recuerdos guarda de su infancia?

-Con 12 o 13 años fuí a clases por la noche. Volvía a casa -a las afueras de la ciudad- a ciegas, con miedo... Duré diez días. Cuatro años después volví durante un mes a otra escuela, que era lo mismo. No aprendí nada.

-¿Cuál ha sido su escuela?

-La calle. Cerca de casa había una herrería y aún recuerdo los sonidos del martillo sobre el hierro. Me pasaba las horas muertas viendo cómo trabajaban.

-¿Cuándo descubrió el flamenco?

-El flamenco se me metió en Palencia donde había un hombre que cantaba muy bien por Angelillo, Marchena... Cuando no sabía las letras, hacia ruido con la boca. Este hombre se dedicaba a hacer pelotas de lana que forraba con cuero. Mientras las hacia cantaba y yo le escuchaba. En Palencia había gitanos que cataban muy bien.

Con 14 años recuerdo que en un tocadisco 'Cosmos' escuchaba a Manolo Caracol, el Terremoto, Beni de Cádiz, Juanito Maravillas, la Paquera y, por supuesto, a  Fósforo. Una muy buena fuente, porque el que no ha escuchado nunca una seguirilla no sabrá nunca cantar una seguirilla. Tuve la suerte de escuchar a un hombre borrachín que hizo dos cantes que hoy están a años luz de todo lo que se está dando en la cima. Nadie conoce a ese hombre, ni el cuello de su camisa, pero todavía no he escuchado a nadie esa seguirilla y esa soleá. A los que están arriba hoy, al duende le da grima acercarse.

-¿Qué es el duende?

-Pienso que es algo que pulula por ahí, por el aire. Solo se arrima al que sabe. El duende no lo tiene nadie, se acerca a quien se lo merece. En un teatro o en una sala, entra Camarón y el duende, que puede estar a mil kilómetros,  tarda un suspiro en aparecer. Con otros sucede lo contrario; el duende puede estar alrededor del cantaor, pero si entre ellos no hay fusión, el duende se va  y coge el AVE.

Hay cantaores que ejecutan un cante calavérico. Es como esa leche que sale de la vaca, va a una fábrica y resulta cualquier cosa menos leche, pero te la venden como leche. Pasa con cualquier música. A Janis Joplin no le entiendo una palabra, pero me quedo. Hay otras dos mujeres que me encantan: La Lupe y Chavela Vargas. Escucharlas es morir.

Cuando he cantado en La Soleá de Madrid, enfrente de Casa Lucio, andaba el duende por allí; iba Pitingo y desaparecía el duende.

-¿Se muere el flamenco?

-No. Al final lo que va a pasar es que se está volviendo a lo de antes, a que el flamenco de verdad se lo lleve el señorito para su disfrute...

-¿Cómo y cuándo empezó a cantar como profesional?

-Cuando era jovencillo, con Rumba Pop. Éramos muy jóvenes. Esperabámos a que saliera un disco de Los Chichos para imitarlos.  Pero me quité y empecé a cantar solo, a hacer una soleá nueva, pero con los tiempos. Los tonos oscuros que hago de tarantos son una burrada. Lo mismo que la malageña, la pertenencia...

-¿Es partidario de que el flamenco evolucione?

-Sí, sí, pero apañando letras para que en un momento haya ese swing, sino no vale. Puede ser que se esté ejecutando tieso, pero le falta algo. No tiene vida. Es como lo que hacen los chinos cuando se ponen a cantar o tocar la guitarra.

-¿Alguna vez se planteó dejar Palencia para ir a Madrid y jugársela de verdad?

-Jugártela te la juegas todos los días nada más que te levantas.  Eso sí, no me gusta bailar el agua. No se la bailo ni a María Santísima y la mayoría de los flamenquitos que están ahí arriba, engañan a la gente.  He cantado en El Duende, la mejor peña de Madrid, de la que me llamaban todos los años. 'Enrique necesitamos un soplo fresco', me decían. Pero cambiaron de presidente, entró un zambute al que le gustaba que todos le bailaran el agua y le lavaran la orejas con Ariel. Conmigo lo intentó, pero yo no lavo las orejas a nadie. Y dejó de llamarme. No entro en ese juego. Tal vez por eso no estoy arriba, por no bailar el agua a nadie.

-Hableme de las mujeres. En varias ocasiones antes de la entrevista ha citado a La Francesita.

-¿La Francesita? Un diez, pedazo de mujer. Aunque no estoy con ella es una buena amiga. Desde los 23 o 24 años siempre he tenido una, dos, tres, cuatro mujeres... Cuando hice el disco, esa gilipollez [se refiere a 'Gitano de tierra adentro'] me preguntaron en una entrevista: `¿Qué tres cosas te llevarías a una isla?'. Y dije: 'Tres mujeres'. Y se enfadaron. En esos casos, me doy la vuelta y mevoy, antes de que la cosa vaya a más. La vida sin mujeres yo no la entiendo,  pero claro, yo no soy normal.

-¿Y Carmen 'la Greca'?

-Dispuesta a quedarse conmigo. Como gitanita que es quiere poner las cosas en su sitio. Está muy puesta y no va a compartir.

Enrique Lozano, Pescao se toma el último 'golpe'.  Es la hora de coger el coche de línea a Palencia, donde se subirá a una bicileta para hacer los 6 kilómetros hasta llegar a su huerto y  a su casa, que se está levantando día a día.

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