
“Caminos inaccesibles para acceder al puesto de trabajo, cables de pararrayos en contacto con las estructuras metálicas, escaleras de acceso al instrumental de geolocalización que son trampas mortales, pasamanos y barandillas convertidas en cuchillas…, y, por si esto fuera poco, falta de plataformas anticaídas, barandillas plegables de protección, mantenimiento inadecuado de los vehículos, inexistencia de dependencias físicas en los lugares de apostamiento, equipos de protección inadecuados”. Esta es la “humillante precariedad” con la que se ven obligados a convivir los 700 trabajadores que constituyen la primera línea de defensa de la masa forestal de Castilla y León atendiendo 164 Puestos de Vigilancia y 94 Vehículos Autobomba que “están degradándose a pasos forzados”.
Castilla y León es la CCAA más extensa de España y cuenta con 4,8 millones de hectáreas de naturaleza forestal y de estas 2,9 millones de hectáreas son zonas con arbolado.
CGT, sindicato que denuncia esta situación, entiende directamente que la Junta de Castilla y León “incumple la mayoría de las medidas preventivas y conclusiones de las Evaluaciones de Riesgos Laborales de los puestos de trabajo, poniendo en peligro en algunos casos la propia integridad física de los trabajadores”.

“Los edificios o medios donde desarrollan estos trabajadores sus cometidos no tienen ningún tipo de mantenimiento: muchas de las infraestructuras de los puestos de vigilancia no han tenido ni una mínima reforma o reparación desde su construcción, en algunos casos hablamos de más de 60 años. Las propias estructuras metálicas corren peligro de colapso por la podredumbre y la corrosión de muchas de ellas e incluso los cables de sujeción de las torretas no cumplen su función, con una evidente probabilidad de accidente grave”, señalan los delegados de prevención de CGT en el Comité de Seguridad y Salud de la Delegación Territorial de Burgos.

“El grado de precariedad llega hasta el punto de que muchos de los centros de trabajo no disponen ni tan si quiera de un baño para realizar necesidades fisiológicas, ni la adecuada protección contra las inclemencias climatológicas: con humedades en techumbres y suelos, ausencia de barreras frente a los rayos solares, botiquín con cremas solares y anti insectos…”, continúan antes de apuntar otro ejemplo del desinterés de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de quien dependen: “No se sustituye a estos trabajadores. Si alguno de ellos, está de baja, disfruta de los días de vacaciones o no puede acudir a su puesto de trabajo, ese Puesto de Vigilancia o Vehículo Autobomba no estará operativo, hasta la incorporación de ese trabajador al mismo”.
“Esperemos que este colectivo de empleados públicos, ya muy precarizados, no sea el nuevo objetivo de una próxima privatización, como ya la fueron: 211 vehículos autobomba, 202 cuadrillas terrestres y helitransportadas, 28 retenes de maquinaria y los 31 medios aéreos”, concluye a modo de recordatorio CGT.