El siguiente artículo es la transcripción del discurso que realicé en el acto de la candidatura de Unidos Podemos el sábado 18 de junio en la plaza de la Universidad, junto a Juan Carlos Monedero, Irene Montero, Pablo Fernández, Juanma del Olmo y Rocío Anguita.

“Hoy quiero homenajear a mi tío Luis y a todas aquellas personas que como él, castellanas y leonesas, apostaron por su tierra y que nunca la abandonaron. Estaba enamorado de su pueblo, Guardo, municipio minero de la Montaña Palentina, una comarca que ha sido de las más castigadas, no sólo por la crisis económica, sino por la despoblación y el exilio económico. El decidió batallar y poder labrarse un futuro allí. De cuatro hermanos, tan sólo dos pudieron quedarse en Guardo, uno de ellos era Luis, los otros dos se vieron obligados a emigrar para poder tener un trabajo digno.

Mi tío ha sido una de tantas personas en este país que comenzó a trabajar muy joven, a los 18 años, porque su familia, como tantas otras, no se podía permitir pagar un estudio a cada uno de sus hijos. El arrimó el hombro y ayudó a costear las carreras universitarias de cada uno de sus hermanos. Comenzó, como cualquier joven, detrás de la barra de un bar, y luego montó su propio negocio.

Mi tío era trabajador del hierro. Ha sido uno de esos autónomos que tanto les ha costado sacar su trabajo adelante. Se dedicaba, junto a su hijo, a hacer esculturas y muebles de cerámica y forja. Él era el quien abría las puertas de su taller a las nueve de la mañana y las cerraba a las nueve de la noche.

Mi tío fue uno de esos trabajadores y trabajadoras con empleos tan duros físicamente, que no le han dado ni siquiera la oportunidad de disfrutar de la pensión que tanto ansiaba en el momento de su jubilación. Lo único que tenía en la cabeza era dejar paso a su hijo en un negocio que por fin le estaban empezando a reconocer después de pasar muchos años invirtiendo y pidiendo dinero a los bancos para poder salir adelante porque, de otra forma, era imposible que pudieran pagar, tan solo, los costes de producción.

Mi tío era una de esas personas que, a pesar de haber cotizado casi 40 años a la Seguridad Social, nuestro país no le dio la oportunidad de disfrutar de su tan merecida pensión. Efectivamente, estaba pensando en la jubilación porque, como tantos autónomos y autónomas, tenía una lesión en la espalda que le obligaba a estar de baja sin ningún tipo de prestación a cambio. Y, aunque pensara en la jubilación, se quería jubilar con iniciativas, y quería regentar una pequeña casa rural, apostando de nuevo por su comarca, la Montaña Palentina, para poder tener unos ingresos superiores que le permitieran vivir dignamente junto con la pensión tan raquítica que le iba a quedar por jubilarse a los 60 años a pesar de haber cotizado más de 40.

 

Mi tío ha sido una de esas personas que, a pesar de que nuestro país le debía un descanso, no le han permitido disfrutarlo. Mi tío falleció el pasado sábado a los 56 años de edad. Hace una semana tuvo un infarto que fue como el disparo de una bala directo a su corazón.

Por desgracia, la comarca de Guardo, de unos 15.000 habitantes, a pesar de que el Gobierno de la Junta, del mismo color que el del Ayuntamiento, lo lleva años prometiendo, aún no cuenta con una UVI móvil. Esa UVI móvil se tuvo que trasladar desde Palencia, a más de una hora de distancia, y llegó demasiado tarde. Los profesionales del centro de salud lograron reanimarlo y los médicos de cardiología del hospital Clínico de Valladolid hicieron todo lo posible por traerlo de nuevo con nosotros, pero su cuerpo no pudo recomponerse de esa bala perdida del destino que cayó en el corazón de mi tío Luis.

Pero hoy no sólo quiero homenajear al tío Luis, sino a todos esos Luises, Fernandos, Marías, Lucías, Arturos, Elenas, a todas esas personas que, como a mi tío, nuestro país les debe un reconocimiento que nunca han tenido. Independientemente de ideologías y de propuestas políticas, no puede ser que la gente que viva en nuestros pueblos lo haga con miedo a sufrir una enfermedad y que una UVI móvil no llegue a tiempo y pierdan la vida de camino al hospital; no puede ser que nuestros autónomos y autónomas no tengan una seguridad social que les permita vivir dignamente, como el resto de trabajadores y trabajadoras; no puede ser que los trabajadores y trabajadoras, que tanto han hecho por el país y que tantos años han cotizado, no puedan disfrutar de una jubilación digna porque, directamente, se mueren antes de poder hacerlo.

Sirva de ejemplo el de mi tío para homenajear a todas aquellas personas que permiten que este país salga adelante, que es toda aquella gente trabajadora que sigue abriendo las persianas de sus negocios a las nueve de la mañana o que acude a su puesto de trabajo de ocho horas diarias donde cobran 600€ a final de mes para poder pagar la universidad de sus hijos, a pesar de los efectos de esta crisis económica tan devastadora, generada por la especulación y por la avaricia de aquellos que quieren destrozarnos como humanidad, que quieren sesgarnos la vida a golpe de reformas, que quieren martillarnos como a clavos en la pared del paro.

Ni el tío Luis ni ninguna otra persona se merece que vivamos más con miedo por no tener una UVI móvil cerca de nosotros que nos traslade al hospital, por no tener cobertura en la seguridad social en caso de que nos pongamos enfermos o por tener que aguantar condiciones leoninas de los bancos para que nos financien nuestros proyectos en vez de tener una banca pública que apueste por la dinamización de unas comarcas, como las mineras, que han sido descuartizadas debido a las políticas de los Gobiernos que nos han precedido. Mi tío Luis, por desgracia, ha sido una víctima más del sistema que hemos tenido hasta ahora.

A toda esta gente nos debemos, a la mayoría social de este país. Porque lo único que pretendemos es poner nuestro granito de arena para hacer la vida de la mayoría de la gente un poquito más sencilla y, sobre todo, hacerla más digna. Porque lo único que queremos es que, por fin, tengamos un Gobierno que haga políticas para su gente. Porque nuestros pueblos se merecen una UVI móvil, nuestros trabajadores y autónomos se merecen ser tratados con dignidad y nos merecemos una jubilación cuando nuestro cuerpo ya diga basta y no da para más.

Yo no estoy dispuesto a que haya ninguna víctima más de este sistema. Y por eso he asumido esta responsabilidad, que considero histórica, que es la de poder representar los intereses de la ciudadanía española, de la ciudadanía vallisoletana en este caso, en el Senado. Porque quiero poner mi granito de arena para poder hacer un poquito más fácil la vida a las personas que tan mal lo están pasando y que tanto se merecen que, por fin, las tratemos con dignidad. En el Senado, como la verdadera Cámara de representación territorial que ha de ser, precisamente, buscamos eso: la igualdad de oportunidades en todos los territorios, especialmente en el mundo rural, evitar la despoblación; hacer del derecho a la vivienda digna un derecho fundamental. Sin el Senado, esto, es imposible, y por eso es tan importante votar no solo al Congreso sino también a los tres candidatos de Unidos Podemos al Senado.

En las próximas elecciones, diremos a aquellos que tan mal nos lo han hecho pasar que nunca más un país sin su gente; y que no tienen derecho a que sigamos viviendo con miedo, porque ese miedo, se ha transformado en esperanza de cambio que el 26 de junio, por fin, llegará a las instituciones”.

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