Reunión en la sala principal de La Molinera tras una jornada de limpieza en el edificio. Foto: úC
Reunión en la sala principal de La Molinera tras una jornada de limpieza en el edificio. Foto: úC

El nuevo Centro Social La Molinera, surgido de la ocupación del abandonado hotel de lujo Marqués de la Ensenada de Valladolid, abrirá sus puertas al público durante las fiestas de la ciudad. La apertura se producirá después de haber llevado a cabo una operación integral de limpieza en la que se han involucrado decenas de jóvenes de distintos colectivos de la ciudad.

Aunque todavía no se ha determinado con qué actividad se producirá la inauguración oficial, sí que se ha optado por abrir, al menos la primera planta del edificio, en los primeros días de las fiestas “intentando no pisar ninguna de las actividades que organizan colectivos amigos y que están incluidas en la programación oficial municipal”.

Uno de los voluntarios que ha participado en las tareas de limpieza accede a la zona de calderas del viejo hotel de lujo que recuerda un cartel con las 5 estrellas. Foto: úC
Uno de los voluntarios que ha participado en las tareas de limpieza accede a la zona de calderas del viejo hotel de lujo que recuerda un cartel con las 5 estrellas. Foto: úC

El aspecto que presenta ahora el viejo hotel dista mucho del que tenía el pasado 30 de junio, cuando se hizo pública la ocupación que en realidad había comenzado a ser efectiva unos días antes. Aunque, por la ausencia de cableado e interruptores y falsos techos, la imagen del inmueble sigue siendo un tanto destartalada, lo cierto es que ahora (casi) todas las estancias están limpias y no suponen un riesgo para la salud. “En la zona de las cocinas, cuando entramos a limpiar, había restos de comida y eso que el hotel llevaba cerrado desde el 2016. Nos encontramos con restos de pollo y mugre que tenían vida propia en las estanterías, además de un olor insoportable”, relata Isa, una de las integrantes de La Molinera a la que no le hace falta linterna para recorrer, a oscuras, los recovecos donde acaban de entrar las escobas y las fregonas.

La limpieza integral del inmueble no ha sido fácil. Primero por la ingente cantidad de mierda, enseres desvencijados y escombros acumulados. Y segundo y fundamental, por carecer de agua y de luz el inmueble. Precisamente para adelantar cuestiones relacionadas con el “suministro eléctrico del edificio” La Molinera ha convocado una rueda de prensa el próximo lunes día 20 a las 11 de la mañana.

Grupo de trabajo de limpieza de La Molinera en uno de los pasillos del viejo hotel de lujo desvalijado. Foto: úC
Grupo de trabajo de limpieza de La Molinera en uno de los pasillos del viejo hotel de lujo desvalijado. Foto: úC

Un pequeño generador eléctrico y el agua recogido del propio canal que recorre los bajos del inmueble han sido suficientes para devolver la salubridad al espacio, donde ya se han reservado algunas estancias para actividades concretas. Es el caso de una sala de estudio, por ahora equipada con mobiliario de plástico de terraza de bar o una biblioteca cuyas estanterías comienzan a guardar ya los primeros ejemplares de libros de temática variada.

“Estamos muy contentos porque la respuesta de la gente ha sido muy buena a nuestro llamamiento para que colaboraran en tareas de limpieza. Más o menos 10 personas han colaborado cada día en horario de mañana y tarde”, comenta Isa, que recuerda que la actividad interna del centro comienza “sobre las 11 y hasta las 22,30 horas, con interrupciones para comer y para celebrar asambleas”.

Primeros ejemplares donados en la estancia elegida para organizar la biblioteca de CS La Molinera. Foto: úC
Primeros ejemplares donados en la estancia elegida para organizar la biblioteca de CS La Molinera. Foto: úC

Y es que, durante todos estos días de ocupación (desde el pasado 30 de junio), la actividad principal ha sido la de la limpieza, lo cierto es que también se han sentado las bases de funcionamiento con la celebración de dos tipos de asambleas. Unas de carácter interno, en la que participan los miembros más activos de La Molinera (desde antes de que se anunciara la ocupación se ha establecido un calendario de ‘permanencias’ para que el centro no quedara solo) y en las que se establecen los objetivos a corto, medio y largo plazo, así como las líneas de trabajo y otra comisión cultural, que ya ha celebrado algunas asambleas y que en estos momentos se encarga de recopilar iniciativas que puedan ser acogidas en este nuevo espacio en un futuro inmediato.

“Aunque existe coordinación, la asamblea y la comisión de cultura funcionan de forma autónoma”, explica Isa, convencida de las bondades de formar “una comunidad de inteligencia colectiva, en la que tus habilidades se ponen a servicio del común para ser más fuertes, funcionando con criterios de solidaridad y no competencia… algo distinto”.

El edificio Duque de Lerma, visto desde una de las habitaciones del abandonado hotel Marqués de la Ensenada recuperado por La Molinera. Foto: úC
El edificio Duque de Lerma, visto desde una de las habitaciones del abandonado hotel Marqués de la Ensenada recuperado por La Molinera. Foto: úC

Y es que, según explica, la inexistencia de un espacio como el que pretende desarrollar La Molinera, fue el motor que muchos meses antes de la ocupación efectiva, se puso en marcha antes de perfilar el proyecto. “Surgió en una asamblea al ver que otras ciudades como Valladolid, del mismo tamaño, sí que contaban con espacios como este”, recuerda Isa, convencida de que la apertura de La Molinera “va a suponer un antes y un después” en la ciudad.

“Ya nos hemos reunido con todas las asociaciones de vecinos de los barrios próximos (Feria de Muestras, Pisuerga, Vitoria, San Pedro Regalado y Rondilla), además de con la Federación Vecinal y la respuesta ha sido muy buena. Incluso han llegado a sacar algún comunicado de apoyo. Estamos muy contentos”, afirman.

En estos días previos a la que será apertura definitiva del espacio, los que participan en la limpieza del inmueble se afanan en limpiar la segunda planta, especialmente la zona afectada por el incendio que dio pie a que el Ayuntamiento, de forma subsidiaria, se hiciera cargo del cerramiento del edificio. También la zona baja del viejo hotel, donde estaban las cocinas y las zonas de calderas están siendo ‘atacadas’ con fregonas, estropajos y jabón.

Generador utilizado por La Molinera para dar luz al edificio ocupado. Foto: úC
Generador utilizado por La Molinera para dar luz al edificio ocupado. Foto: úC

Además de la falta de agua y electricidad la operación limpieza (o ‘fase de mierda’ como la han llegado a denominar) ha contado con otro palo en las ruedas: el Ayuntamiento se ha negado a facilitar contenedores de obra para poder desalojar los escombros y para poder retirar las decenas de sacos de basura que se generan a diario “hace falta darse un paseo con ellos a cuestas y llenar los que hay en la calle”. “Hemos reciclado todo lo que se podía reciclar y estamos intentando recuperar algunos de los enseres”, comenta Isa frente a una sala a oscura, aún llena de sacos de escombros.

Al final de cada jornada de trabajo, en la sala principal que sirve como punto de reunión a los voluntarios de la limpieza se comenta la jugada. Y se habla de los millones que se invirtieron en el ruinoso hotel que quedó abandonado, de cómo se gestó su construcción gracias a un pelotazo urbanístico, de cómo es la situación jurídica de las empresas que se supone deberían haberse hecho cargo del inmueble… y anécdotas del día a día o de las visitas que se van produciendo.

Taquillas de las trabajadoras del abandonado hotel Marqués de la Ensenada, convertido en Centro Social. Foto: úC
Taquillas de las trabajadoras del abandonado hotel Marqués de la Ensenada, convertido en Centro Social. Foto: úC

Entre ellas, la de alguna de las antiguas trabajadoras del hotel que se quedaron en la calle y que ha explicado a los nuevos inquilinos de La Molinera cómo era el funcionamiento del hotel y todos sus entresijos o la de la mujer del hijo del antiguo molinero (el Marqués de la Ensenada antes de su conversión en hotel fue una fábrica de harinas) que recordaba haber dado a luz en una de las salas, ahora en proceso de recuperación y desinfección. U otras relacionadas con la gestión del día a día y las reuniones ‘oficiales’ mantenidas: “Nos llamó mucho la atención y nos hizo mucha gracia el interés de algún concejal del Ayuntamiento por saber si habíamos entrado con buzos al edificio aprovechando el canal”, recuerdan entre risas sin querer desvelar los secretos que rodean la intrahistoria de esta sonada ocupación en Valladolid.

Anécdotas y vivencias que sirven ahora para escribir la nueva página que se abre en el Marqués de la Ensenada, convertido en Centro Social a punto de comenzar a funcionar, gracias al trabajo solidario desplegado por personas a título particular, distintos colectivos y los integrantes de La Molinera.


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