
Sus Majestades de Oriente, como cada año, han visitado Valladolid, aunque esta vez bajo una incesante lluvia provocando que un mar de paraguas les diera la bienvenida. Además de las precipitaciones de caramelos, casi torrenciales, siempre protagonistas de la cabalgata junto con los Reyes Magos, arrojados incesantemente desde las carruajes, algunos incluso con saña.
El mar de paraguas era inabarcable a la salida de la comitiva, en la Plaza de Colón, pero las luces de colores y la música anunciaban que a lo otro lado estaba la magia. Las carrozas, contra viento y marea, han recorrido su trayecto hasta la Plaza Mayor, entre gritos pidiendo más dulces y saludos.
Melchor, Gaspar y Baltasar han ido pasando sobre sus vehículos de neón, acompañados de todo tipo de personajes de series y películas infantiles, protagonistas de viodeojuegos y otros seres de fantasía. En total, más de ochocientas personas se han encargado de animar el desfile o repartir caramelos, además de encargarse de su desarrollo y seguridad. Baltasar, poco acostumbrado a este clima tan húmedo, no se ha separado de su paraguas en todo el trayecto.
Una vez la comitiva pasó, aunque el suelo estaba empapado, el envoltorio plástico de los caramelos salvaba del agua los que se habían ido cayendo de las carrozas, momento para rebuscar por la calzada y afanarse a llenar los bolsillos, alguna bolsa e incluso el ya típico paraguas dado la vuelta a modo de cesta.